Esta semana la marca roja, WWE Raw anunciaba el regreso de uno de los luchadores más polémicos en lo creativo y en lo profesional. Ser el hijo del jefe a veces es muy bueno, pero hay ocasiones en las que hay que apostar mucho para poder seguir adelante.
Un gran anuncio
Desde el comienzo televisivo, ya todo tenía un ambiente extraño. Apagones repentinos, micrófonos que fallaban, y un gigante custodiando una puerta en la que se escuchaba la música bastante alto. El programa seguía como si nada, pero la curiosidad iba aumentando a cada minuto que pasaba.
Llegaba el momento, Shane, después de tener que abandonar el programa por KO, regresaba tras meses fuera de la empresa. Tras coger el micrófono, empezaba a explicar una de las ideas más alocadas de los últimos años. Juntar en un cuadrilátero, a luchadores para hacer peleas sin sanción.
No hay reglas, nadie puede ser denunciado o repercutirá en su carrera con la empresa. Vimos caras nuevas provenientes de las marcas inferiores, y a habituales de la empresa como Dolph Ziggler. Esto abre un horizonte de misterio, ya que puede dar mucho juego, como el campeonato 24/7 en sus inicios.
¿Y ahora qué?
Bueno, parece que será un habitual en la marca a partir de ahora. Anunciaba que será protagonista en el final del programa. Puede ser un nuevo camino para endurecer las luchas. Lo que está claro es, que creativamente ha sido un acierto. La monotonía de los últimos programas acaba con los ratings semanales.
Así que, de la mano de Shane, los luchadores tendrán una oportunidad para brillar en televisión. Aquellos que no han tenido una oportunidad real, tienen que moverse ahora. Dejar claro porque merecen estar ahí. Sea venciendo a puñetazos a su oponente, o abriéndose paso entre sus compañeros.
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