Tras la grave lesión Seth Rollins no ha vuelto a ser el mismo
Hubo una vez en la que Seth Rollins se veía invencible. “The Architect” (“El Arquitecto”) de The Shield gobernaba a su antojo, traicionaba al grupo y se convertía en la mano derecha de The Authority y de paso en campeón del mundo de WWE. Reinaba con mano de hierro, con una superioridad que si no se reflejaba en Raw (donde perdía la maoría de las veces) sí lo hacía en los PPV, donde ni siquiera Brock Lesnar pudo pararle (aunque aquí debería de darle las gracias a Undertaker). Hasta que llegó la gira europea y llegó la lesión. Todo cambió. Nueve meses fuera de combate, adiós a Wrestlemania 32 y ¿adiós a su estatus de superestrella de main event?
A día de hoy parece que será uno de los granes olvidados de los grandes combates de Wrestlemania 34, ya que se le emparejó con Jason Jordan con la idea de enfrentar a ambos en Nueva Orleans, pero la lesión de éste le ha podido dejar muy tocado y muy abajo en el cartel de Mania. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo hemos llegado a esta situación? Básicamente se puede resumir en tres movimientos de la cúpula directiva: Triple H eligió a Samoa Joe como su nuevo brazo ejecutor, la reunión de The Shield ha sido un fracaso (acabando con Ambrose lesionado) y lleva desde verano enfeudado con Cesaro y Sheamus.
Pero en lugar de retomar su carrera como superestrella individual WWE le deparaba una sorpresa: “Tienes que hacer pareja con Jason Jordan” le dijeron, y el resultado final fue el combate totalmente prescindible de Royal Rumble y una historia que a día de hoy no le importa a nadie. Seth Rollins ha caído en un bucle del que no puede salir, se ha vuelto monótono, predecible y perdido en una especie de personaje de comedia en un división por equipos que deja mucho que desear.