Opinión sobre el desempeño de Bad Bunny en Wrestlemania… Carta abierta a la crítica sobre famosos en el ring
Wrestlemania 37 fue un show tremendo de principio a fin, la nostalgia y el aura de magnificencia del evento logró cautivar la atención del mundo entero. Los fans del “wrestling” esperábamos con ansias el regreso del show denominado como la “vitrina de los inmortales”, el cual se presentó de manera fastuosa. “No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes” dice el dicho y es claro que en esta época de pandemia el mundo luchisitico se vio sumamente afectado, especialmente por la ausencia de público, pues este, gracias a sus reacciones y vitoreo es el que potencia los combates, el que convierte coreografías interesantes en luchas magistrales, el que transforma encuentros tradicionales en momentos inolvidables y el día de ayer pudimos tener una pequeña muestra de cuanta falta hacía la fanaticada en el recinto, porque ella alimento mucho al show y viceversa.
Pues bien, uno de los encuentros que más llamo la atención de los fanáticos y que mayor cantidad de reacciones (positivas y negativas) ha generado, fue el combate semi estelar de la noche protagonizado por Bad Bunny, quien junto a su compatriota Damian Priest, enfrentó al “Dirt sheet duo” conformado por The Miz y John Morrison.
Quiero ser claro desde el inicio, repudio y desprecio el “hate” barato y el ánimo de criticar absolutamente todo por el simple hecho de querer denotar superioridad intelectual, WWE es una empresa que vende espectáculo y por ende, no podemos caer en el juego de sobre-analizarlo de manera excesivamente pasional, creo que es mucho más fructífero hacer las observaciones pertinentes que se consideren convenientes, pero un ámbito de debate y no caer en el ataque destructivo, así no nos damos mala vida y podemos disfrutar del show sin tanta indignación visceral.
Miren, la sigla de WWE significa “World Wrestling ENTERTEINMENT”, y anoche Bad Bunny apareció en el show para brindarnos precisamente eso: ENTRETENIMIENTO. He leído a muchos fanáticos indignados, no solo despreciando al artista por su desempeño en el cuadrilátero y por el poco mérito que le ven a su aparición en el magno evento, sino incluso menospreciando su música y descalificando a aquellos que disfrutan de su arte. Pues bien, si bien es cierto que hay muchos talentos que se encuentran entrenando y luchando semana a semana por unos cuantos centavos esperando por la oportunidad de tan siquiera de debutar en un ring de WWE (o de cualquier empresa grande de lucha libre), es claro que Bad Bunny exhibió respeto por el negocio y créanme que, si yo fuera una figura pública y tuviera la posibilidad de cumplir mi sueño de pisar un cuadrilátero de la WWE en Wrestlemania, lo haría sin pensarlo dos veces… ¿y tú?
Bad Bunny no es santo de mi devoción, no soy particularmente entusiasta de su música ni seguidor de su vida, pero en su faceta actual como actor activo de la lucha libre, tuve interés en seguir sus pasos con el objetivo de ver que tanto podía ofrecerle al negocio. Desde que se pautó el combate supe que no vería en él un despliegue técnico fastuoso ni un desarrollo narrativo superior, pero honestamente quedé gratamente sorprendido con el accionar del “conejo malo” dentro del ring, pues no solo ejecutó de forma aceptable una serie de movimientos típicos de lucha libre, sino que intentó contar una historia sobre el encordado que logró mantenerme al borde de la silla mientras la veía. WWE ha presentado a muchas celebridades en combates como atracción especial, pero por la falta de preparación de estos, usualmente solo toman partido físico durante unos pocos minutos de lucha, haciendo solo un par de maniobras que, en algunos casos, resultan haciendo lucir mal a quien las recibe, pero este no fue el caso de anoche.
Bad Bunny no solo demostró haberse preparando en las artes de la lucha libre, sino que fue participe de un gran porcentaje de las acciones dentro del combate, recibiendo castigo y vendiéndolo de gran forma no solo desde el punto de vista técnico, sino con sus expresiones faciales y de dolor. Bunny además ejecutó un par de maniobras propias de un profesional dando a entender que claramente estuvo interesado en hacer parte del evento como un luchador más y no solo como una celebridad ególatra, y aquí también quiero resaltar el gran trabajo del Miz como compañero de baile en los momentos introductorios de la lucha, pues logró hacer lucir a San Benito como un rival digno, y a Morrison quien con su increíble habilidad atlética, contribuyó con la ejecución de dos movidas realmente vistosas por parte de la celebridad: un “Falcon Arrow” y un “Canadian Destroyer”.
Sumado a ello, hay que agregar que el calendario de las celebridades hace que estas no puedan aparecer de manera reiterada en los shows semanales (ni siquiera The Rock lo hizo en su última corrida como luchador). Raw y SmackDown son fundamentales a la hora construir las historias de cara a todos los combates importantes, sin embargo, Bunny no solo demostró haber desarrollado un arsenal básico en el ring, sino que estuvo alimentando su feudo en Raw semana a semana, dando con ello muestras no solo de compromiso con su aparición, sino permitiendo que la historia tuviese un desarrollo óptimo que nos llevó a tener interés en el combate
Gente, Bad Bunny no es el primero ni será el último famoso que se suba a un ring, recordemos que el primer evento estelar de Wrestlemania presentó a Mr.T en la alineación protagónica, que el ex jugador de la NFL: Lawrence Taylor enfrentó a la leyenda Bam Bam Bigelow en el estelar de Wrestlemania 11 y que incluso el mismísimo ex presidente de los Estados Unidos fue participe de la batalla de los billonarios en Wrestlemania 23, entonces, si esta es una práctica generalizada ¿por qué ahora hay tanta indignación?. Personalmente valoro que al menos Bunny hizo el esfuerzo de subirse a un ring y hacerlo de la mejor manera posible, teniendo en cuenta su formación y capacidades y no se limitó a simplemente “lucir bien”.
La hermana de mi mejor amigo siempre se ha burlado de nosotros por ver lucha libre, pero anoche estuvo pegada al TV con palomitas de maíz mirando luchar a Bad Bunny. Así como ella, mucho público casual que JAMÁS vería un show de WWE por iniciativa propia, se interesó en el evento motivados por la aparición del conejo malo y eso quizás sirva para cautivar la atención de nuevos fanáticos que al querer verle luchar, terminen enamorados del desempeño de AJ Styles o de la química presentada por Rollings y Cesaro, o del gran trabajo de Sasha Banks y Bianca Belair.
La gente que se interesó en sintonizar Wrestlemania anoche por Bad Bunny, es público que compró el evento y eso se traduce en ganancias para la compañía y en exposición global para el resto de talento, si, incluso de ese que no tuvo la oportunidad de brillar anoche por la presencia del cantante, al final, todos ganan con eso, Bunny se promociona, vive su momento y de paso ayuda a dar un impulso de marketing a Wrestlemania y al resto de luchadores.
Finalmente, no todo puede ser un “clásico técnico”, pero para eso es que tenemos una gama amplia de luchas que satisfacen el paladar de todos los tipos de fanáticos, tuvimos un fantástico NXT Takeover, grandes combates en la noche 1 y seguramente veremos más cosas increíbles en la noche 2, por lo que el tiempo concedido a Bad Bunny anoche es solo la pizca de toda el gran espectro de espectáculos que WWE puede ofrecer… así que, repito, si tu estabas leyendo esto esperando una crítica mordaz hacia la aparición del trapero puertorriqueño, lamento decirte que este servidor disfrutó su desempeño así como todo el memorable show.
Mi consejo es: critiquemos menos, si lo hacemos, hagámoslo con fundamentos, disfrutemos más y dejemos también que los demás lo hagan… porque WWE es de todos y para TODOS.
Dr. CamiLoD
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